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1 Corintios 2.12-14
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha permitido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Amén.
Dios llama a todos, los que son realmente sus hijos, a vivir en santidad. Muchos se comprometen a cambiar la conducta, solo para fracasar luego. El problema es que empiezan con el enfoque equivocado.
Toda acción impía fluye de pensamientos y actitudes pecaminosas (egoísmo, codicia, celos, ira, ...) Esto, solo cambia cuando la mente es renovada por el Espíritu Santo.
¿Y cómo renovar la mente por el Espíritu? Orando, conociendo las Sagradas Escrituras, y dejando al Espíritu actuar.
Cuando se descuidan estos elementos, cuán fácil es dejarnos influenciar por el mundo y nuestra “carne”, que siempre se oponen a que llevemos una vida piadosa.
El solo deseo de querer cambiar los pensamientos, sin ajustarlos a la voluntad de Dios, nos llevará a hacer lo que queremos evitar.
Es bueno tener presente que la santidad no solo abarca pensamientos, también a todo nuestro ser. Y es un proceso que requiere guardar y adoptar los pensamientos de Dios.
Deja que el Espíritu Santo desarrolle en ti la mente de Cristo, y tus acciones serán más santas.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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