#3,395 27-10-2022
Salmos 139:23-24
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos y mira si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Amén.
La culpa nos impide crecer y convertirnos en lo que Dios quiere que seamos. Aprendamos a manejar la culpa.
He aquí tres maneras de lograrlo:
1.
Ser específico y ponerle nombre: Proverbios
20:27 dice: “Dios nos ha dado la conciencia para que podamos examinarnos a
nosotros mismos”.
--Haz un inventario moral y anota tus sentimientos de culpa, siendo específico. Escribirlo te ayudará a ser honesto y evitar negar la culpa.
2. Aceptar responsabilidades por nuestras culpas: David decía, en Salmos 51:3-4: “Reconozco mis rebeliones día y noche me persiguen. Contra ti y solo contra ti he pecado he hecho lo que es malo ante tus ojos”.
--Tenemos que dejar de engañarnos a nosotros mismos.
3.
Confesar nuestras culpas ante Dios y ante los otros: Cuando somos honestos con Dios y con los otros la libertad llega a nuestra
vida. 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él (Dios) es fiel y
justo para perdonarnos, y limpiarnos de toda maldad”.
--Al confesar nos despojamos de la culpa y comenzamos a sanar.
La forma más saludable de tratar con la culpa es enfrentarla. Admitir, o confesar, significa decir: “Dios, tienes razón, eso está mal”. Hacerlo con otra persona de testigo asegura una conciencia tranquila.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Mario De Jesús
(Referencia: Venga Tu Reino Hoy)
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