#3,364 27/09/2022
Jeremías 2.13 “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. Amén.
Para quienes creemos en Jesús, el contentamiento está presidido por una actitud interior, no por las circunstancias externas.
Pablo lo había aprendido, y por eso era capaz de tener gozo y paz en cualquier situación —fuera rodeado de amigos o aislado en una prisión; en abundancia como en necesidad.
El apóstol entendía lo que significaba vivir en Cristo, y tener a Cristo viviendo en él. Había tomado la profunda decisión de hacer depender su vida del Señor; como resultado, tenía la tranquila seguridad de que lo que poseía en su interior nunca podría serle robado. Estaba confiado en su identidad como hijo de Dios.
Quiero invitarte que, cuando algo amenace con robarte tu contentamiento, elijas depender de Dios; decidas dejar de depender de otras fuentes y que no trates de tener tú el control.
Cuando te des cuenta de que algo te está poniendo nervioso, ansioso o enojado, di: Señor, tú eres mi fuente, y dependo de ti: para ser amable, para que me des el perdón que necesito brindar, para el amor que necesito expresar. Esta decisión es un asunto de confianza.
Observarás cómo Dios aquietará tu espíritu y te dará confianza cuando dependas de Él.
Cuando tu respuesta sea interna —para nada superficial— el Señor Jesús te dará la capacidad para responder como Él lo haría.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Wilda Messina
(Referencia: TPSH.29062015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario