22.05.2022
Hebreos 12.5-8 (NVI) "Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirigen: No tomen a la ligera la disciplina del Señor ni se desanimen cuando les reprendan (corrijan), porque el Señor disciplina a los que ama, y azota al que recibe como hijo. Los que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos". Amén.
Todo niño necesita disciplina, pero, como cada uno es único, el método empleado
varía de un niño a otro. Lo mismo ocurre en la familia de Dios.
Todos necesitamos disciplina. Es que, al alejarnos de Dios, su mano correctora se sentirá pesada mientras nos retorna al buen camino.
Eso es lo que se llama tener convicción de pecado. Es despertar a nuestra conciencia para volver a obedecer al Padre.
La disciplina es dolorosa mientras se pasa por ella. Pero cualquier padre sabio sabe que vivir con las consecuencias del comportamiento insensato enseña a los niños valiosas lecciones en cuanto a la importancia de obedecer.
Dejados a nuestra suerte, derrocharemos la vida yendo tras placeres fugaces y deseos egocéntricos. Siendo confrontados con la disciplina de Dios, cosecharemos el fruto de la paz y la justicia.
Vamos a rendirnos a la dirección del Padre, cuando nos aleje del peligro y nos traiga de vuelta a Su refugio.
Muy feliz día, y que ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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