11.03.2022
Juan 1:14
“Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Amén.
Cristo es Dios, y se despojó a sí mismo. Dejó su gloria para hacerse semejante al hombre y someterse a la voluntad del Padre. Haciéndose obediente hasta la muerte (Filip.2:5-8).
¿En qué consistió el hecho de despojarse? En aceptar toda limitación. Por lo que podemos decir que:
-
Jesucristo, aun siendo hombre no perdió sus atributos
divinos, sino que ganó los humanos. Él y el Padre seguían siendo uno.
- Tuvo hermanos (y hermanas), como es normal entre nosotros: María, Jacobo, José, Simón y Judas (Léelo tú mismo en Juan 2:12 y Mateo 13:55-56).
¿Y para qué fue necesario que Jesús se encarnara?
- Para pagar la deuda por el pecado, y anular el acta de los decretos que había en nuestra contra (1Juan3:5 y Colos.2:14). La deuda que Él pagó ningún otro humano calificaba para hacerlo.
-
Para convertirse en nuestro sumo Sacerdote, y
lavar verdaderamente los pecados del pueblo, con su propia sangre. Pudiendo
tener entrada -de una vez y para siempre- en el Lugar Santísimo (Hebreos 2:17 y
9:12).
Ante Dios, el ÚNICO que se puede presentar, en favor de la humanidad, es Cristo.
- Jesús se encarnó para destruir la malvada obra de Satanás (1Juan3:8), sacarnos de los rudimentos de la Ley y llevarnos a la gracia (Rom.6:14), y darnos como fin, la vida eterna (6.22).
Que Dios se encarnara en Jesucristo, fue un hecho
necesario para dar salvación al hombre, mostrarle quién es Dios y lo
que Él quiere de cada uno. ¡Acepta Su regalo hoy!
¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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