03.02.2022
Filipenses 4.11-13
“No lo digo
porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y tener abundancia; en todo
y por todo estoy enseñado, para estar saciado como para tener hambre,
para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”. Amén.
Por lo general, se asocia contentamiento con condiciones favorables. Cuando las relaciones familiares y el trabajo son buenas; cuando no hay problemas de salud o económicos, nos sentimos bien. Pero si algo va mal, hay mucha gente a las que su contentamiento se le desaparece.
Pablo aprendió a tener gozo, sin importar condiciones. Es una noticia maravillosa, porque significa que nosotros, también, podemos aprender a contentarnos, sin importar circunstancias.
Pablo se deleitaba porque descansaba en la fidelidad de Dios. Sabía que Él tenía todo el control, y que prometió que todo lo que disponga sea para el bien de sus hijos (Romanos 8.28).
En cada circunstancia Pablo descansaba en la seguridad soberana y amorosa de Dios. El apóstol también confiaba en que todo lo que necesitaría, lo recibiría en el tiempo del Señor.
Su júbilo fluía también de su enfoque en Cristo. Aunque escribiera desde una prisión romana, no se sentía víctima ni se contentaba en la autocompasión. Su deseo más grande en la vida era conocer al Señor y participar de sus padecimientos (Filipenses 3.10).
Nunca encontrarás contentamiento permanente en tus circunstancias, pero ¡podrás encontrarlo en Jesucristo!
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: TPSH.24.02.17)
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