Santiago 5.10-11
“Hermanos míos, tomen como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Han oído de la paciencia de Job, y han visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. Amén.
Pudiéramos pensar que nuestra teología y actitudes sobre el Señor se dejan ver por lo que decimos creer, pero cuando nuestras oraciones no son respondidas y las circunstancias no cambian, la manera en que esperamos dice mucho sobre lo que creemos en realidad.
Job era un hombre que temía a Dios, soportó la pérdida de sus hijos, de su salud y de sus bienes, sin embargo, se mantuvo fiel al Señor durante todas las tribulaciones, a pesar de querer saber la causa de su aflicción.
En medio de su sufrimiento, Job clamó: “¡Quién me diera que mi petición se cumpliera, que Dios me concediera mi anhelo!” (Job 6.8). Cada día estaba lleno de un dolor implacable, pero su consuelo y su alegría eran que “no había negado las palabras del Santo” (Job 6.10).
Hay un “mundo” que nos rodea que juzga a Dios como injusto, indiferente o maligno, pero ese nunca debería ser nuestro caso. Cuando el Señor guarda silencio sobre alguna aflicción acudamos a su Palabra para conocer lo que esta dice sobre su manera de ser y sus caminos.
Aun cuando lo que nos pasa nos parezca abrumador y nuestra fe comience a flaquear, mantengámonos firmes en la verdad de las Sagradas Escrituras.
Feliz día. ¡Bienaventurado 2022!
Y que ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Refer.: En.Contacto)
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