2 Timoteo 1.6-8
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el Evangelio según el poder de Dios”. Amén.
En estos versículos, encontramos exhortación a la fidelidad, a avivar la llama del don de Dios; a recordar que Dios nos ciñe de poder, amor y dominio propio; también que NO sintamos vergüenza y demos testimonio del Señor.
Dios liberta de pecado, salva de condenación eterna y motiva a una vida santa. Favores concedidos desde antes del comienzo de los tiempos; y ahora revelados a través de Cristo Jesús, mediante el Evangelio.
Pablo padeció mucho por el evangelio, pero nunca se avergonzó; estaba seguro de que había poder para guardar las promesas de Dios.
Otra de sus recomendaciones fue seguir el ejemplo de la sana doctrina, guardarla y cuidarla en base al poder del Espíritu Santo que habita en nosotros. NO abandonemos nunca al Señor, quien, con misericordia, nos anima y ayuda a romper inútiles cadenas.
Estas recomendaciones fueron para Timoteo en su momento, pero, como la palabra de Dios es viva (Hebreos 4:12), y nunca pasará (Lucas 21:33) está vigente hoy.
Y Jesús te dice: “Estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20).
Feliz día ¡Dios te bendiga, y que su Espíritu Santo te dirija a toda verdad!
Evangelista Wilda Messina
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