Mateo 18.21-22
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino AUN hasta setenta veces siete”. Amén.
Jesús menciona los números siete y setenta, pero no los veamos como la parte más importante de este versículo. Lo interesante, y para enfocarnos, es el término “AUN”, que significa hasta, también o inclusive.
Si leemos la expresión nuevamente, sería: “No te digo hasta siete, sino hasta, también o inclusive setenta veces siete”. Es solo un referente de que no existe límites para perdonar.
El resentimiento tiene consecuencias. Puede echar raíces en la mente, y extenderse a otros aspectos de la vida. Por ejemplo, la discrepancia de un hijo hacia su padre puede afectar su relación con la esposa, su desempeño en el trabajo o su participación en la iglesia.
El resentimiento puede afectar la mente, pero también genera un peso físico a considerar. Un sentimiento de amargura desencadena tensión y ansiedad que afectaría, desde los músculos hasta el equilibrio químico en el cerebro. Con el tiempo, ese tipo de estrés pudiera debilitarnos.
El resentimiento también causa conflicto espiritual que dificulta el crecimiento del creyente, ahoga la oración, y hace que la adoración sea hipócrita. Es difícil alabar al Señor mientras se trata de justificar u ocultar un pecado. Los resentimientos empañan también el testimonio de cualquiera.
Perdonar significa RENUNCIAR a la amargura y al “derecho” de vengarnos, a pesar de haber sido maltratados. Dios insiste en el perdón, para el beneficio de todos. Él sabe el daño que puede causarnos, y quiere protegernos. ¡Aprendamos a perdonar, inclusive 70 veces 7 !
Feliz día ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
TPSH 19072024
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