“Peligro de Erosión Espiritual”

1 Samuel 10.17-21

“Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, y dijo a los hijos de Israel: Así ha dicho Jehová: saqué a Israel de Egipto, los libré de mano de los egipcios, y de todos los reinos que los afligieron. Pero han desechado hoy a su Dios, que los guarda de todas sus aflicciones y angustias, y han dicho: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, preséntense delante de Jehová por sus tribus y sus millares. Y haciendo Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la de Benjamín. E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis…”. 

Cuando los israelitas exigieron tener rey, como las demás naciones, Dios les dio a Saúl.

Es probable que Saúl comenzara con buenas intenciones, pero se desvió, y su carácter erosionó (se deterioró) por su desobediencia a Dios. 

El deslizamiento comenzó con la excusa de acciones rebeldes. Dice en el 1er libro de Samuel 13.6-7, que cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho, se escondieron en cuevas, fosos, peñascos, rocas y cisternas.  Algunos pasaron el Jordán hasta Gad y Galaad; todo el pueblo iba tras Saúl temblando. 

Y en 15.11 dice que habló Jehová a Samuel, diciendo haberle pesado haber puesto por rey a Saúl, que se había vuelto en su contra, y no había cumplido Sus palabras. 

Los versos 16 y 23 dicen que Samuel le dijo a Saúl lo que Jehová le había dicho. Que, como pecado de adivinación, es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto Saúl desechó la palabra de Dios, fue desechado para no ser rey.  Saúl escogió qué parte de los mandatos de Dios obedecer y cuáles no. 

La vida de Saúl es ejemplo de lo que ocurre cuando el pecado inicia el destructivo proceso de la corrupción. 

La erosión espiritual es peligrosa; ocurre poco a poco, y sin darnos cuenta. NO esperemos el final de nuestra existencia terrenal para buscar evidencias de erosión. 

Revisemos nuestro corazón con regularidad para asegurarnos que el alma está limpia de la persistente y destructiva presencia del pecado.

Feliz día.  ¡Y que Dios te bendiga! 

Evangelista Wilda Messina

(Referencia: En.Contacto)