Salmos 15.1-5
“Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El integro y justo, que habla verdad en su corazón. El que no calumnia, ni hace mal al prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es despreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que, aun jurando en su contra, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió corrupción. El que hace estas cosas, no resbalará jamás”.
Estos versículos se caracterizan por verdad, rectitud y honestidad. Para desarrollar y tener esta clase de vida, debemos tomar las siguientes acciones:
a. Creer en la Biblia. La necesidad de un Salvador, la muerte de
Cristo por nuestros pecados, la salvación por fe, y el regalo de vida eterna del
Padre, son verdades fundamentales sobre las cuales debemos edificar la vida.
Al alinear nuestros pensamientos con la Palabra de Dios, identidad y prioridades fluirán.
b. Someternos al señorío de Jesucristo. Dios manda a negarnos a nosotros mismos y a seguirlo
(Marcos 8.34).
Un compromiso pleno con Jesús ayuda a elegir la rectitud, en vez de las tentaciones.
c. Relacionarnos con personas creyentes maduras. La influencia de cristianos maduros fortalece nuestra obediencia al Señor.
d. Reconocer nuestros errores. Todos nos equivocamos. Aprendamos a confesar
a Dios cualquier pecado, ya que Él es fiel y justo para perdonarnos (1 Juan 1.9).
Apartémonos de toda conducta incorrecta, y aprendamos a pedir perdón a toda persona lastimada.
Dios comprende nuestras luchas por no
caer, por eso, ha enviado su Espíritu
Santo para ayudarnos a vivir en verdad, integridad y honestidad.
Pidámosle hoy que nos ayude a encarnar esos valores, y a no resbalar jamás, como dice en este Salmo 15.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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