Filipenses 2.12-15 “Queridos hermanos, como han obedecido siempre —no solo en mi presencia, sino más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada…”.
Muchos libros (y personas) prometen una vida cristiana exitosa, pero ninguna técnica humana llevará a cabo la obra que es de Dios. Cualquier compromiso o ritual que se base en esfuerzo propio no durará; la verdadera transformación viene solo del Espíritu Santo. Debemos depender de Él para fortalecernos y perseverar.
Veamos tres verdades básicas en cuanto a la vida cristiana:
1. Tenemos participación al ocuparnos de nuestra salvación. Esto NO se refiere a la conversión inicial a través de la fe en Cristo; es, más bien, el proceso de santificación y crecimiento espiritual para asemejarnos más a Cristo. Un estilo de vida obediente y santo es el que conviene escoger y vivir.
2. Necesitamos interiorizar la actitud de temor y temblor. No hay lugar para la superficialidad. Dios es santo, y un día tendremos que darle cuenta de todo… lo hecho, y lo dejado de hacer.
3. Dios está comprometido con sus hijos. Tenemos muchas limitaciones separados de Él (Juan 15.5). Solo Él nos capacita para vivir como Él espera. Y siempre está obrando en cada hijo, para llevar a cabo los mejores propósitos para cada uno.
¡Muy feliz día, y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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