Efesios 4.14-16 “… no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por artificio de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
A todo cristiano le gustaría crecer en la fe, pero ¿se puede medir la madurez espiritual? Veamos 3 indicadores a observar en relación con el crecimiento espiritual:
1.Mayor conciencia de la pecaminosidad. La gente piadosa conocida o estudiada, podemos ver que no cambió o mejoró por la edad, sino por la madurez espiritual. Es gente que se vuelve cada vez más sensible a su dependencia del Señor.
2.Arrepentimiento más rápido por los pecados. Los creyentes que realmente crecen se apartan del mal y buscan la justicia. Al comenzar a ver buenos resultados de dependencia y arrepentimiento, el deseo de obedecer se intensifica, y la atracción hacia el pecado disminuye.
3.Reconocimiento del beneficio potencial de las luchas. La fe, normalmente, se desarrolla mediante dificultades. Así que se notará tu madurez para con Dios, cuando consideres las pruebas y tentaciones como oportunidades de crecimiento.
Estos, son solo 3 elementos como punto de partida, pudiera haber muchísimos más.
Pasar tiempo con la Palabra de Dios y en oración son las mejores maneras de acercarte a Él y crecer espiritualmente. Ten la seguridad de que, pase lo que pase, Dios actúa a favor de quienes esperan y confían en Él.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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