Proverbios 6.6-11
“Mira a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; ella no tiene ni capitán, ni gobernador, ni señor, pero prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado”.
Hay veces que es difícil ver el pecado en nuestra propia vida, y más si no nos parece malo. Es el gran problema de la pereza: parece debilidad aceptable en lugar de pecado. A los perezosos se les dificulta ver lo que están haciendo mal, y sienten que las críticas son injustas (Proverbios 26.16).
Para determinar si eres perezoso, considera lo
siguiente:
- ¿Pones
excusas para no hacer una tarea?
- ¿Evitas
ocuparte de algo que te desagrada, aunque sea tu responsabilidad?
- ¿No
consideras las consecuencias de tu falta de acción?
- ¿Necesitas presión externa para realizar tus tareas?
Las consecuencias de la pereza pueden ser serias.
--En
el trabajo, existe la posibilidad de recibir críticas frecuentes,
o incluso ser despedido.
--En el hogar, puede dar lugar a palabras hirientes, y los hijos pueden copiar hábitos indeseables de los padres, así como sufrir por ellos.
Es posible engañarse cuando se piensa que la pereza no es gran cosa, pero a Dios no le agradan las indiferencias, los descuidos ni las mediocridades. Él quiere que hagamos el trabajo que nos toca, de corazón, y como para Él; como lo puedes leer en Colosenses 3.23.
¡Muy feliz día, y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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