Hechos 6.11-14
“Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la Ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés”.
Esteban, con llenura de fe, de gracia y poder de Dios, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo (6.8), lo cual hizo que gente malvada se levantara en su contra y sobornara, a fin de crear testigos falsos, y que dijeran que él había injuriado la Ley de Moisés y a Dios. Todo, para tener excusa de llevarlo a juicio (al concilio).
--Lo que ocurrió hace tantos años a Esteban, sigue pasando hoy: Aun existe gente que hace hasta lo imposible por señalarte, calumniarte, y tratar de hundirte. Son aquellos que viven “dándote seguimiento”, a veces con apariencia de amistad, para ver donde resbalas o te caes, para entonces acusarte, y mofarse de ti y de tu fe.
**Lo maravilloso es que también existen los Esteban. Aquellos llenos de fe, de gracia, de poder y de obediencia a la Palabra de Dios; y que también son usados, por el mismo Dios, para grandes prodigios y milagros. Esos, cuando los malvados los llevan a juicio, los acusan, o los apedrean, ¡Dios abre su boca por ellos, saca su espada, les pone su escudo, les defiende y les muestra su gloria!
En ese último grupo, me gustaría estar. ¿En qué grupo piensas que estás tú?
Continuaremos…
¡Feliz día, y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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