“Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que había allí una barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos; éstos se habían ido solos. Cuando vio la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús. Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Jesús les dijo: De cierto, de cierto digo que me buscan, no porque han visto las señales, sino porque comieron el pan y se saciaron. Trabajen, no por la comida que perece, sino por la que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre dará; porque a éste señaló Dios el Padre”.
Te interesa más, ¿saber quién es Jesús o lo que puede hacer por ti? Muchos se preocupan más por lo que Él da, que por descubrir quién es. Y eso, no es nuevo.
Cuando Cristo estuvo en el mundo, las multitudes lo buscaban por lo que podía hacer Él por ellos, pero Él conocía todos sus motivos.
Hay una línea delgada entre usar al Señor para lo que se desea, y venir a Él con amor genuino. Muchas veces, en vez de someternos a su voluntad, oramos para que actúe como queremos. Y, eso, aunque parezca “fe” es exigencia.
Si las oraciones solo se limitan a presentar peticiones al Señor, hemos perdido oportunidad de conocer a Aquel con quien pudiéramos pasar la eternidad.
Medita si tu comunión con Dios está dedicada a tus necesidades o es genuina. ¿Tienes familiaridad con el Padre celestial? Aunque Él se deleita en nuestras oraciones y detalles de la vida, también quiere que nos gocemos en su presencia.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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