Éxodo 14.10, 13-15
“Y cuando
Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que
los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran
manera, y clamaron a Jehová. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad
firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los
egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová
peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a
Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen”.
A nadie les gusta escuchar que vivir por fe implica dificultades, y que es necesario “echar el pleito”, aunque todo se vea oscuro. Cuando elegimos obedecer a Dios, muchas veces sufriremos y tendremos que hacer sacrificios dolorosos.
Moisés supo que cumplir con el mandato de Dios de liberar a su pueblo era humanamente imposible: No obstante, Moisés hizo lo que el Señor le pidió.
Liberar los esclavos fue solo el comienzo. Moisés pasó 40 años liderando un pueblo errante, intercediendo por ellos cuando desobedecían, e invocando al Señor cuando enfrentaban problemas.
La vida de Moisés pudo haber estado marcada por sacrificios, pero fue moldeada por una relación personal con el Altísimo. Cuando surgía un nuevo obstáculo, Moisés se dirigía primero a Dios para ayuda y dirección. Sus dificultades ponían a prueba su confianza en sí mismo y fortalecían su fe.
Las pruebas también nos acercan al Señor. Cuando aceptamos que los problemas son parte del andar de fe, podemos apoyarnos en Dios y acercarnos más… ¡Podremos seguir marchando!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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