2 Timoteo 1.6-8, 13-14
“Por lo cual te aconsejo que
avives el fuego del don de Dios que está en ti… Porque no nos ha dado
Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por
tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso
suyo, sino participa de las aflicciones por el Evangelio según el poder de
Dios. Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y
amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que
mora en nosotros”.
"Estoy agotado" es un término que se escucha con frecuencia. El mismo describe la falta de motivación que se produce cuando algo causa frustración en lugar de inspiración.
El agotamiento sucede a cualquier nivel: en el trabajo, en las relaciones, en el matrimonio, e incluso en la Iglesia. De igual manera, presiones, dificultades, padecimientos físicos o conflictos, nos pueden llevar a sentirnos espiritualmente secos y carentes de impulso.
Hay pastores que se alejan de su vida ministerial porque las satisfacciones se ven ensombrecidas por las dificultades. Es que también los cristianos luchamos en varios momentos de nuestra vida.
Timoteo estaba sintiendo el agotamiento como pastor de la Iglesia en Éfeso. Se estaba consumiendo por la batalla constante por la verdad, la cual era muy atacada por falsos maestros. Por esa razón, Pablo le escribió para motivarlo a “revivir” su don espiritual.
Aunque los altibajos de la vida son normales, una vida espiritual seca es motivo de preocupación. Se necesita del combustible que solo da la Palabra de Dios y su Espíritu. ¡Pídele a Dios que te vivifique con Su palabra y su Espíritu Santo!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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