Salmos 55.22
“Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”.
Cuenta una historia que un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra piedra, e igualmente la tomó y la cargó. Todas las piedras con las que iba tropezando las recogía y las cargaba, hasta que el peso se volvió tan grande que el hombre ya no podía caminar…
¿Qué pensarías tú de ese hombre? Probablemente que es un necio, ¿verdad? ¿Por qué cargaba todas las piedras con las cuales tropezaba?
Y, no será eso, ¿lo mismo que hacen aquellos que cargan las ofensas y agravios que otros les han hecho, y aún la amargura de sus propias equivocaciones? ¿No crees que es una analogía semejante?
Toda ofensa es preciso dejarla atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor, la amargura, el resentimiento, la envidia, el odio, los celos… y otras tantas más.
Hacer a un lado esas inútiles cargas, ¡hará tu camino más ligero y tus pasos más seguros!
Y si lo has intentando todo y nada te ha resultado, Jesucristo te dice en Mateo 11:28-30 que vayamos a Él todos los que estemos trabajados y cargados, que Él nos hará descansar. También nos dice que llevemos Su yugo sobre nosotros (que lo tengamos a Él como nuestro soporte principal), y que aprendamos de Él, que es manso y humilde de corazón; y tendremos como resultado, descanso para nuestra alma; ya que Su yugo es fácil, y ligera es Su carga…
Que puedas tomar la decisión de poner en las manos de Jesús todas tus cargas, ¡y de no seguir cargando más “piedras”!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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