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Corintios 12.7-10 “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase
desmedidamente, me fue dado un
aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca
sobremanera; respecto a lo cual 3 veces he rogado al Señor, que lo quite. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi
poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más
bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. … porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Los problemas son realidades que
no tenemos forma de escaparnos. Como creyentes en Cristo, oramos al Señor para que cambie una situación o nos
libere. Eso fue lo que hizo el apóstol Pablo cuando sufrió aquello que llamó un
“aguijón en la carne”. En 3
ocasiones pidió que le fuera quitado; pero la respuesta fue, algo como: El aguijón permanecerá.
Los
sufrimientos que Dios permite son dados con propósito. El aguijón
del apóstol fue concebido para
proporcionarle justo lo que él necesitaba: Humildad. ¿A ti, que te hace falta?
El Señor nos cuida y se preocupa por nosotros. Todos sus propósitos
son para nuestro beneficio. Cuando dice no a nuestras peticiones, dice sí a algo que pudiera ser mayor. ¡Sus planes
son perfectos!
Tal vez estas pasando un tiempo de adversidad, pero ¿le has confiado al Señor ese aguijón, o estás tratando
de echarlo fuera por ti mismo?
Cuando Dios permite que una situación
o sufrimiento permanezcan, te dará
la fortaleza para soportarlo. ¡Refúgiate en El! No serás avergonzado,
ni tendrás temores, ni angustias. Dichoso
el que en Él confía. ¡Siendo débil a tu yo, serás fuerte ante Dios!
¡Feliz día. Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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