Salmos 139:15-17 “No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!”.
Estos
versículos nos exponen acerca de ¡cuán
maravillosa es la creación de Dios! Desde que se forma un embrión en el vientre de una madre, ¡hay vida! Y ninguna cosa le
falta.
Un embrión
tiene autonomía propia, cerebro, corazón, etc. Trae sus propias enfermedades, o
venir muy saludable. En resumen, es un ser humano con propiedad. Pero así, hay algunos que –por no conocer a Dios- quieren coartarlo (o, mejor
dicho, exterminarlo).
Mira cuánta doble moral: Si me matan a un hijo, hay que hacerme
justicia y deben pagar los culpables. Ah, pero si quiero matar a una criatura
no nacida: es mi cuerpo, es mi derecho, y deben apoyarme... ¡Qué
contradicción de justicia!
Por
si alguno NO conoce a Dios, y
entiende que es un derecho acabar con una vida (aun desde el vientre de la
madre), le recuerdo que, en Éxodo 20.13
y Deuteronomio 5.15, dice “NO MATARAS”. Un mandato que no es si tú
lo quieras o no; no es si te gusta o no; no es si lo amerita o no; no es
cuestión de apoyarlo según criterios humanos (por cierto viles) o no. Es que NO TIENE CONDICIONANTES!
Si leyeras la Biblia, y conocieras al Dios que
te da un nuevo amanecer cada día, supieras que en Jeremías 1.5 dice que antes de que te formaras en el vientre,
Dios te conocía, y antes de que nacieras te santificó.
Antes de ser concebido, Dios conoce y santifica
a cada criatura…. Cómo
es posible que, por tu mal llamada justicia, eso tan especial que Dios ideó, tú
seas capaz de decirle a Él que no sirve o no será bien recibido. ¡Aprende lo que significa misericordia, esa
que tanto vives pidiendo para ti!
Te recuerdo que Dios es Dios de justicia, y el mejor defensor de aquellos que son débiles para defenderse. Aunque sigas creyendo que hay necesidad de “causales”, las cuales no son más que venenos envueltos en caramelos gustosos y vistosos; y que llevaran a apartar más a la sociedad de Dios, y a ser cada vez más insólita en sus maquinaciones, por qué no dedicas esas energías en conocer un poco más de Dios y pedirle que te muestre la Verdad?
Si esperas que Dios siga, con amor y justicia, dándote todo eso que recibes, piensa, aprende a ser misericordioso (Lc.6:36). Haz con los demás lo que te gustaría que hicieran contigo (Mt.7:12).
Continuaremos…
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
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