Romanos 1.20 “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
Dios creó todo,
visible e invisible; tronos, dominios,
principados, potestades… TODO (Colos.1.16). Lo hizo con sabiduría e inteligencia (Prov.3:19).
Quien le cree a Dios, al levantar su mirada al cielo, y entender que fue obra de Él, tanto el sol, como la luna, las estrellas… se regocija en gran manera. Y eso lo lleva a pensar ¿quién es él para que Dios lo tenga presente, y lo cuide como lo hace? Pero se regocija aún más cuando sabe que la Biblia dice que sin Dios, nada de lo que ha sido hecho, hubiese sido (Jn.1.13).
Dios, con eterna sabiduría, prefijó orden de los tiempos, y los límites (Hch.17:26). Es que, con la poca sabiduría con que el hombre actúa, se autodestruiría con mayor rapidez, pues se creería un súper todopoderoso. Y no vería ninguna necesidad de buscarle.
Dios puso “puertas y cerrojo” al mar; le puso límites (que solo Él puede quitar). Le dijo: Hasta aquí llegarás, y detendré el orgullo de tus olas. Puso en orden el mundo con su saber, hace relámpagos con la lluvia, saca el viento de sus depósitos. Hace la Osa, el Orión y las Pléyades, y las cámaras del sur (Job 9:8-9, 38:8-11; Jer.10:12-13). Dios hace de las nubes su carroza; anda sobre las alas del viento, lo hace su mensajero, y a las llamas de fuego sus ministros (Salmos 104:3-4).
¿Podrán esos que se creen poderosos, y que viven desafiando el poder de Dios, buscando e inventando teorías tan absurdas, hacer esto descrito por Job, Jeremías y el salmista?
El que cree en Dios, como el Creador y Dueño del universo, está convencido que ni la muerte, ni los principados, ni lo presente, o por venir, le separará de su amor, mediante Cristo Jesús, su Señor (Rom.8:38-39).
Continuaremos…
¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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