Tu Palabra Sabia de Hoy
04.Noviembre.2020
Mateo 5:3 “Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece”
El ser pobre en espíritu no se trata de baja autoestima. Simplemente significa depender de Dios. En otras palabras, darme cuenta de que no lo he aprendido todo, que no soy la suma total del universo, que no soy perfecto. Lo opuesto es la arrogancia o el egoísmo. La humildad y la felicidad van de la mano.
Ser humilde reduce el estrés: Cuando confío en Dios no tengo que tener todas las respuestas, no tengo que solucionar todos los problemas del mundo. Cuando confío en Dios es Dios quien pelea por mí porque dice en Éxodo 14:14 “El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos”.
Ser humilde mejora mis relaciones: No nos gusta estar rodeado de personas que son arrogantes, sino de personas que son honestas, alegres, que te dicen una cosa y la cumplen. Si me mantengo humilde mejoran mis relaciones. Y si mejoran mis relaciones entonces puedo experimentar bendición y felicidad.
Ser humilde libera el poder de Dios: Confiar en Dios es la actitud correcta para recibir ayuda. Cuando yo tomo esa actitud ante el Señor, el poder de Dios cae sobre mi vida. No es por quién yo soy, sino por quién Dios es en mí. En Santiago 4:6 dice “Dios se opone a los orgullosos, pero da fuerzas y ayuda a los humildes”.
En 1 Pedro 5:6 dice “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. Es por ello que puedo ser feliz, pues tengo a Cristo de mi lado. Y cuando Cristo pelea por mi entonces puedo estar confiado de que todo me saldrá bien.
Feliz día. Y que Dios te bendiga!
Mario De Jesús
(Referencia: VTRH Ministries)
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