Tu palabra sabia de hoy
18.11.2020
Romanos 2:1-3 “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?”.
Existen personas que viven muy orgullosas de su “moralidad”. Veamos lo que el apóstol Pablo dice al respecto…
Los “morales” son inexcusables (injustificables). Pueden ser “muy morales” en su conducta, ser “admirables”, pero no existe diferencia entre ellos y los inmorales, ya que toleran otros hechos que no les hace diferentes.
Al juzgar a otros viene la auto-condena. Porque todo el que juzga, casi siempre, al final hace lo mismo. Un ejemplo de ayer que podemos mencionar, es la parábola del Fariseo y el Publicano (Lucas 18).
En los tiempos de Pablo, los judíos representaban a las personas morales, pero esa aplicación, fue tan real ayer, como lo es hoy.
Al juzgar a otros, creemos que eso está lejos de nosotros, pero ¡que pensamiento más confundido! Creerse “conocer” la justicia de Dios, pero condenándonos ipso facto. ¡Qué triste es no reconocer que se está haciendo lo mismo! La persona moral será culpable de practicar las mismas cosas que él juzga en otros.
Dios juzgará (y condenará) a las personas “muy morales”, pero que su fundamento está torcido. La persona moral es tan culpable como el pecador obvio, y ¿cómo escaparán del juicio de Dios?
Pablo nos dice que no estamos exentos de juicio; y nos habla al corazón. Al recibir exhortaciones como esas, meditemos y tomemos las medidas de lugar.
¡Escapémonos de la ira de Dios!
Feliz día, y que ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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