jueves, 19 de marzo de 2020


Tu palabra sabia de hoy
Viernes 20.3.2020

Isaías 6.3, 6-8   “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”.

Muchos que van a las iglesias pudieran sentirse conmovidos por la música o el sermón, pero luego regresan a una vida en la que Dios parece distante… donde todo se vale.

La época de Isaías no fue diferente a la de hoy. El juicio de Dios fue: “El  pueblo me alaba con la boca y me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí. …” (Isaías 29.13).

¿Qué pasa cuando no das la debida importancia a Dios? El encuentro de Isaías con Dios es buen ejemplo. Cuando él vio la santidad de Dios, se espantó y comprendió su pecado.

En medio de su angustia, gritó: “¡Ay de mí, que soy muerto!” (Vs.5). Después de ser limpiado de su pecado, su único deseo era servir al Señor como su profeta, y dijo: “¡Heme aquí, envíame a mí!” (Vs.8).

Cuando abres la Palabra de Dios tienes oportunidad de ver “al Rey, el Señor de los ejércitos” (Vs.5) como Isaías. Y ese Dios santo y majestuoso te invita a relacionarte con Él por medio de su Hijo Jesucristo.

Es hora de enfocarte en Dios. Pídele que te de corazón dispuesto para un verdadero encuentro con Él, y espera con paciencia su ayuda.

¡Dios te bendiga!

Evangelista Wilda Messina
(Referencia: EncontactoOrg)

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