06.07.19
Santiago 1:6 “Pero
pida con fe, no dudando nada; porque el
que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y
echada de una parte a otra”.
Es posible que hayas
tenido una situación por la que estabas orando, pero no obtuviste respuesta (a tu entender). Pudieras decir: Oré
con fe, creyendo a Dios, pero no me oyó y nunca me respondió. ¿Cómo puedo
entregarle mi vida a Dios si no me responde las oraciones?
Eso se llama perder la confianza.
Y te impide comprometerte plenamente con él. Y qué haces? Detener tus oraciones;
con lo que ya no disfrutas de la plenitud de las bendiciones de Dios.
Lo que ocurre es que, en tu
corazón, pusiste a Dios a prueba. Le dijiste: Señor, si me respondes, te
serviré. ¡Te daré todo! Pero si no respondes, viviré mi vida a mi manera. Te
recuerdo que Dios no puede ser sobornado!
Él conoce tu corazón y
sabe cuando estas indeciso y en desobediencia con su Hijo. Él reserva el poder que está en Cristo para aquellos que se rinden totalmente
a él.
La verdadera fe considera toda situación, y pone lo triste a un lado de la
balanza. Luego pone a Cristo al otro
lado de la balanza y se regocija cuando Cristo envuelve todo pecado y aflicción.
Dios nunca ha pretendido dejar
al diablo que tome tu corazón y tu hogar. Más bien, él pretende que le creas. Debes entender cuál es tu posición en
Cristo.
Es hora de que, como creyente, te levantes y
digas: He vivido con miedo e incredulidad, pero en el nombre de Jesucristo, no
temeré más!
Feliz sábado. Dios te bendiga, en el nombre
poderoso de Jesús!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:
WorldChallengeOrg)
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