06.06.19
Filipenses
1:19-21 “Porque sé que por su oración y la suministración del
Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme
a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda
confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o
por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es
ganancia”.
La
manera en que percibes los problemas tiene, con frecuencia, un impacto mayor que
la realidad misma. Un cristiano pasa por situaciones bien
difíciles, con tal confianza en Dios, que el contentamiento y el gozo eclipsan
el sufrimiento, mientras que otro creyente se vuelve ansioso y resentido.
Hoy vemos, en el encarcelamiento de Pablo,
que aunque no había cometido delito, se encontraba preso. A pesar de eso, sabía
que no tenía nada que perder. Si César decidía ejecutarlo, iría a estar con
Cristo, y esa era una opción mucho mejor a los ojos de Pablo. Si, por otro
lado, Dios le permitía vivir, entonces podría continuar un ministerio
fructífero para el reino. Su conclusión fue: “Para mí, el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (vs.21).
Cuando
eres salvo por la sangre de Cristo, la afirmación de Pablo también es verdadera
para ti. Tu vida está muy ligada al Salvador, y nada puede separarte de Él, ni siquiera la muerte.
Tu circunstancia es lo que te rodea, y
Cristo es la persona que debe morar en
tu interior. Tus situaciones difíciles y dolorosas son una invitación a dejar que Cristo brille a través de ti.
Cuando
Jesucristo es tu vida, no tienes nada que perder. Así
que, fija tus ojos en Él mientras te
guía.
Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: EnContactoOrg)
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