29.06.19
Salmo 147:3 “Él sana a los
quebrantados de corazón, y venda sus heridas”.
Personas con cicatrices en su cuerpo, recuerdan con melancolía ese
momento. Si bien las cicatrices dejan
marcas, de igual manera lo hace el pecado, cuando no lo confiesas. Es como
una herida infectada que si no se le cura a tiempo, puede causar muerte
espiritual. Dios recomienda guardar el
corazón. También promete vendarlo, ya que éste determina el rumbo de tu vida.
Dios, en su infinito amor y
misericordia, te perdona y olvida tus pecados. Él hace
que las consecuencias de tus malas decisiones no sean las que verdaderamente mereces.
Qué distinto sería si tomaras
conciencia de la repercusión de tus actos. No puedes
volver atrás; tampoco debes vivir con remordimientos, pero si puedes aprender a ser sabio y prudente,
para ganar, o no perder tu salvación.
Sé sincero contigo y respóndete: ¿Estoy agradando a Dios con mi manera de vivir, con mis pensamientos,
miradas, actitudes y palabras; o todavía estoy viviendo en función a mi carne,
en vez de ser sensible a la voz del Espíritu Santo y apartarme de toda tentación?
Sólo tú conoces tus áreas débiles! Para de causarte más cicatrices y dolor. No sólo te estás lastimando a
ti, sino también a las personas que amas. Analizate y deja de añadir pecado a
tus pecados.
Deja ir el pasado y todo lo que
te aparte de Dios. Libera tu corazón, déjalo sanar y recibe
lo que Dios tiene para ti ahora.
Tú eres responsable de cuidar
tu cuerpo, tu mente y tu corazón. Dios de vendar tus heridas, si se lo
permites!
Feliz sábado, y que Dios
te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: CVClaVoz 281114)
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