26.06.19
Lucas 15.1-6 “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para
oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores
recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué
hombre, teniendo 100 ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el
desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra,
la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos,
diciéndoles: Gócense conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había
perdido”.
Sería maravilloso si, después de
la salvación, tu vida avanzara en línea recta, de obediencia al Padre celestial. Pero no es así. Todos nos desviamos de vez en cuando.
Aunque esta parábola trata de la salvación de un alma descarriada,
también puede aplicarse a quienes pertenecen a Cristo, y que, a pesar de estar
seguros en las manos del Padre, se desvían de la obediencia a Él (Jn.10.28-29). Pero ¿por qué alejarse
del Dios que nos ama?
Es que si la oveja quita
los ojos del pastor, buscará pastos más atractivos, y terminará alejada. Y
es posible que no note la distancia, hasta encontrarse en problemas.
Otros cristianos eligen concentrarse en sus propios objetivos.
Saben que su decisión es incorrecta, pero la justifican. No
importa de qué manera termines fuera de la voluntad de Dios, TU eres
responsable de la acción que te colocó en aquel lugar.
El único recurso donde todo creyente encontrará verdadero
contentamiento, es en una relación de confianza y obediencia a Jesucristo. Por
lo tanto, debes mantener tus ojos
puestos en Jesús, y evitar ir tras objetivos fuera de su voluntad.
Feliz día, y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: EncontactoOrg)
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