27.05.19
Salmos 22:1-5 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan
lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día,
y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo. Pero tú eres santo, tú que
habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; y tú
los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron
avergonzados”.
La vida de alguien puede derrumbarse
en un breve tiempo. Una crisis económica puede destruir
tus negocios, te pueden sacar de tu empleo, se puede destruir tu salud, un
trágico accidente puede llevarse un ser querido... Ante esos golpes, cualquiera
cae en depresión y desconsuelo. Lo más recomendable es recordar las palabras
del salmista: Clamaron a ti, y fueron
librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
La
promesa es que Dios ofrece aliento y
esperanzas para liberarte de tus angustias, y volver a disfrutar de una
vida de gozo. En
tu desesperación, decide confiar en Dios
y aferrarte a sus gloriosas Palabras.
Aunque el proceso sea amargo, cada
vez que te pregunten cómo estás, solamente di: Bien, confiando en Dios!
Dios honra esa confianza, te da consuelo, fortaleza y ánimo para seguir viviendo. Verás como todo se recupera. Cómo
cambias tu lamento en baile, y dices ¡Dios
me ha bendecido!
Hoy
es excelente día para decirle a Dios: Señor,
cuando me sienta solo, ayúdame a confiar en ti, y a creer que un día disfrutaré
de eterno gozo.
¿Has visto la mano de Dios sostenerte ante un reto difícil? Te
recuerdo que Él lo puede volver a hacer!
Créele y persevera. Dios te bendecirá!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: NuestroPanDiario)
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