26.3.19
Proverbios 22.7 “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que
presta”.
Hoy quiero compartir la
meditación “La esclavitud de las deudas”…
Las deudas personales se disparan cada día. El crédito fácil, el deseo
de cosas materiales y la falta de voluntad para ahorrar y esperar, llevan a muchos por camino de esclavitud económica. La Biblia no prohíbe los préstamos, pero advierte sus consecuencias negativas. Nuestro versículo de hoy
describe al deudor como el esclavo del
acreedor.
El dinero prestado cuesta cierto grado de libertad. Significa que tu ingreso ya no es totalmente tuyo; debes
reservar parte del mismo para pagarle a tus acreedores. La acumulación de intereses incrementa tu carga económica, y puede
obligarte a trabajar más. También te
dificulta la capacidad de dar para la obra del Señor, o de ayudar a
personas necesitadas. En vez de entregar
primicias, Dios recibe de ti las sobras o nada.
Las consecuencias de acumular deudas van más allá de cuestión
monetaria.
La carga de facturas acumuladas crea
estrés emocional. De hecho, los problemas
económicos son una de las principales causas de divorcio. Incluso tu
relación con el Señor se afecta cuando dejas que tu apetito por lo material
prevalezca sobre tu obediencia a su voz.
La próxima vez que te sientas tentado a comprar algo que no
puedes pagar en el momento, o no es necesario ¡detente! Ve y pregúntale al Señor si quiere que compre eso. Si la
aprueba, pídele que te provea lo
necesario para ejecutarla. Luego espera. La verdadera libertad llega a quienes confían en la provisión del
Señor, en vez de en sus tarjetas de crédito.
Dios te pedirá cuentas por cómo utilizas el dinero que Él pone en tus
manos… piénsalo bien.
¡Dios te bendiga, y te ayude a ser mayordomo responsable y fiel!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: EncontactoOrg)
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