03.03.19
Lucas 12:16-21 “Les refirió una parábola: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Él pensaba: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores; y diré: Alma, muchos bienes tienes para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.
En una
ciudad nacieron 2 jóvenes, el mismo día y a la misma hora. Cada uno vivió sus propias
experiencias. Al final, ambos murieron, el mismo día, a la misma hora, en la
misma ciudad.
Una leyenda dice
que al morir hay que pasar por una gran puerta de oro. Allí un guardián hará
ciertas preguntas para permitir pasar.
El primer joven
llegó y el guardián le preguntó: ¿Qué fue de tu vida? -Conocí muchos lugares, muchos
amigos, hice negocios de grandes riquezas, trabajé bien duro y obtuve muchos
bienes. -Y ¿Qué traes? –Nada. Todo lo
que tenía se ha quedado en la tierra. -Lo siento, si no traes algo, no puedes
pasar. El joven lloró, ya que no trajo
nada de sus tantas riquezas terrenales.
El segundo joven
llegó y el guardián le hace la misma pregunta: ¿Qué fue de tu vida? -Desde el
momento en que nací fui un caminante sin riquezas, me ocupe de buscar y dar
amor a todo el que me rodeara. Tuve una familia humilde, pero muy feliz.
El guardián pregunta:
¿Encontraste lo que buscabas? –Si. El
amor, la paz y el gozo que ofrece Jesucristo fue mi mayor tesoro y alimento.
-Muy bien puedes pasar, hiciste tesoros
para con Dios, y Él esperaba tu llegada!
Y tú, seguirás haciendo tus tesoros aquí, o deseas
que Dios te esté esperando?
Feliz domingo, y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia:anecdonet)
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