31.1.19
2 Corintios 12:7-9 "Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera, respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo".
La gracia de Dios es asombrosa. No solo se ocupa del pecado, también fortalece y sustenta cada día.
El Señor nunca vacila en su buen propósito para ti. Su gracia sustentadora es la respuesta a:
Las circunstancias difíciles. Ser cristiano no exime de pruebas dolorosas o situaciones desagradables. Pablo lo sabía por experiencia propia. Cuando presentaba las buenas nuevas del evangelio, algunos creían, pero muchos se oponían. Incluso había estado en peligro dondequiera que iba. Experimentó rechazo, palizas y arrestos, pero no se dio por vencido. La gracia de Dios lo sostenía y fortalecía.
El sufrimiento personal. Pablo habló también sobre el aguijón en su carne, lo que le causaba un gran tormento. 3 veces pidió a Dios que se lo quitara, pero el Señor no lo hizo. ¿Por qué? Porque la gracia divina era suficiente. Ella, cubriría las necesidades de Pablo.
La gracia ya había llevado al apóstol de condenado a perdonado, y de forastero a hijo amado. Debido a que experimentó el amor inmerecido de Dios, se convirtió en un misionero que difundió las buenas nuevas de Jesucristo.
Dijo estar contento con las debilidades, los insultos, las angustias y las persecuciones, porque había experimentado la gracia del Señor. Sabía que Dios continuaría ayudándolo en cada situación y que, a pesar de sus circunstancias, vivir con el favor y el amor de Dios era suficiente.
¿Es así para ti?
Feliz y bendecido día!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: EnContactoOrg)
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