14.11.18
Filipenses 2:5-8 “Haya, en
vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Aunque era una anciana de 92 años,
tejía gorros para los vagabundos. En 15 años, había hecho más de 8.000. En vez de centrarse en su salud o limitaciones,
hacía lo que podía para poner las necesidades de los demás por encima de las
suyas, y esto le hacía sentir bien y con propósito.
Decía: «Voy a hacer esto hasta
que vaya al cielo con el Señor», lo cual sucedió en febrero de 2018. Aunque la
mayoría de quienes recibieron esos gorros tal vez no sepan esta historia, su
acto de amor sirve de inspiración a personas en todo el mundo.
Nosotros
también podemos centrarnos en los demás
e imitar a nuestro amoroso y compasivo Salvador, Jesucristo. Dios hecho
carne tomó «forma de siervo», con genuina humildad. Al dar su vida en
sacrificio, tomó nuestro lugar en la cruz. Jesús dio todo por nosotros… todo
para gloria de Dios Padre.
Como
creyentes en Cristo, tenemos el privilegio de mostrar amor e interés por otros
mediante amorosas bondades. Aunque
sintamos que no tenemos mucho para dar, podemos adoptar la actitud de siervos y
buscar oportunidades para marcar la diferencia, con sencillas acciones.
Pidamos al Señor amar a otros con nuestras palabras y acciones. Sirvamos a los demás;
honremos ese amor que, por nosotros, tiene Cristo!
¡Feliz día, y que Dios y te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: NuestroPanDiario)
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