Viernes
02.11.2018
Proverbios 3:21-23 “Hijo mío, no se aparten estas cosas de
tus ojos; guarda la ley y el
consejo, y serán vida a tu
alma, y gracia a tu cuello. Entonces andarás por tu camino
confiadamente, y tu pie no
tropezará”.
Me encantó esta historia, espero que también a ti! Está
titulada “Mi auto, mi vida”. En lugar de ella, pon tu nombre.
”.
… Ella se sentía orgullosa
de conducir su auto (su vida). Decidía su camino y su destino. Le encantaba la carretera,
observar cómo el sol se ponía o se ocultaba. Era dueña de su vida y la disfrutaba “plenamente”. Aunque también
había épocas difíciles: de averías, piedras, hoyos, soledad, oscuridad; lluvia,
confusión y contrariedades… También había caminos sin salida.
Aunque siempre se las arreglaba para continuar,
un día se encontró a alguien en el camino, quien le pidió que Lo llevara. Ella le
preguntó: Dónde te llevo? Él respondió: Donde tú vayas… y se subió al auto.
Hicieron
gran amistad. Él siempre le indicaba la ruta…las conocía todas! En viajes nocturnos
le calmaba en el miedo. Su presencia irradiaba luz en la oscuridad. Aunque
cayera en lugares difíciles, ahí estaba Él animándola y guiándola. Entendía sus
desalientos y, aunque le advertía de errores, nunca le expresó: Te lo dije.
Cuando ella se enojaba, le decía que se alejara
de su vida, que saliera del auto; pero Él
solo la escuchaba, la abrazaba y perdonaba. Ella no se lo explicaba, pero Él seguía amándola y creyendo en ella,
a pesar de que se empeñara en seguir conduciendo su auto (su vida) sin hacerle
caso.
Un día ella le dijo: Es mi auto (mi vida), yo agradezco
tus consejos e instrucciones, pero la decisión final siempre sería mía. Pasaron
muchos kilómetros (años), y ella conducía (vivía) sin hacer caso de la petición
para que le dejara conducir a Él. Un día ella destrozó su auto (su vida); y humillada y quebrantada, le entregó
las llaves a Él.
Y tú, deseas seguir conduciendo tu auto (digo,
tu vida), o le entregarás las llaves a Jesús? Dice en Isaías 57:18-19 “He visto tus caminos; pero te
sanaré, y te pastorearé, y te daré consuelo a ti y a tus
enlutados; produciré fruto de labios: Paz al que está lejos y al cercano, dijo
Jehová…”.
Esta
historia continuará… Que Dios te
bendiga!
Wilda
M.V.
(Referencia:
reflexionesparaelalma)
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