06.10.18
Colosenses 3: 8-10 “Pero
ahora dejen todas estas cosas: ira,
enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de su boca. No se mientan los
unos a los otros, habiéndose despojado del viejo hombre con sus hechos, y
revestidos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno...”
Mentira,
un pecado muy generalizado en la sociedad. Muchos
creen que sin mentira es imposible vivir, y hasta se justifican. La falsedad y mentira son actos inmorales y contrarios a la conducta que Dios pide. Su
gravedad depende del grado de maldad que contenga. Es una manifestación de la naturaleza caída del hombre.
Mentir es hábito para quien tiene conciencia
podrida y malvada. Dios condenó este mal, y así lo
manifestó en los Diez Mandamientos: “No hablarás contra tu prójimo falso
testimonio” (Éxodo
20:16).
Frutos evidentes
de una conversión real a Cristo, es dejar de mentir, desechar toda malicia, engaño,
hipocresía, envidia… (1 Pedro
2:1). La conducta del cristiano debe
caracterizarse por honestidad, honradez, integridad, sinceridad, transparencia
y veracidad. Ya que una sociedad asentada sobre mentira, está
destinada a destruirse.
Dios destruirá al mentiroso y
engañador (Salmos 5:
6). Labios mentirosos son abominación a Jehová (Prov.12: 22). Los mentirosos, de labios honran a Dios, pero
su corazón está muy lejos de Él (Isaías 29:13). Y finalmente, los mentirosos serán condenados a fuego eterno
(Apoc. 21:8)
Quien
dice la verdad, se vuelve digno de confianza.
Jesucristo es nuestro mejor
ejemplo… No hubo engaño en su boca (Isaías 53: 9). Quien es pueblo de Dios aborrece todo camino de mentira!
Feliz día, que Dios te dirija y te
bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia:
CentroreyOrg)
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