22.9.18
Filipenses 3:12-14 "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús".
Las experiencias de conversión, a menudo, son emocionales y emocionantes, ya que son nuevas y especiales. Es que es maravilloso ser liberado del pecado y lanzado a una nueva vida en Cristo!
Nuestro crecimiento espiritual, de inicio, es como un niño aprendiendo a caminar. Cuán emocionante es ver al bebé dar sus primeros pasos. Pero, luego que camina y hace desorden en toda la casa, es necesario disciplinar. El crecimiento espiritual es similar. De bebé en el Señor, sientes que Él te presta atención especial, también los que te rodean. Pero no debes quedarte como niño. El proceso de madurez implica vivir por fe, y aprender de la Palabra de Dios.
Cuán perdido estarías si tu salvación dependiera de tus sentimientos y emociones. Lo más importante es que confíes en Sus promesas, para que por ellas llegues a ser participante de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa del pecado (2Ped.1:4).
Obtienes la naturaleza de Cristo, al echar mano de las promesas de Dios, y no por otros medios. Él trae renovación a tu vida, pero debes mantener una vida de fe... Y Él cumplirá sus promesas!
Feliz y bendecido sábado!
Wilda M.V.
(Referencia: WorldChallengeOrg)
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