25.08.2018
Mateo 18:21-22 “Entonces se le
acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque
contra mí? ¿Hasta 7? Jesús le dijo: No te digo hasta 7, sino aun hasta 70 veces
7”.
La falta de
perdón es un veneno que tomas… y terminará
envenenándote. Quizás piensas que perdonar es un regalo para otros; y no te das cuenta que el único beneficiado eres tú.
El perdón
libera ataduras que amargan tu alma y enferman tu cuerpo. Se basa en
aceptar lo que pasó, no en que estés de acuerdo, ni que lo apruebes. No es
restarle importancia a lo sucedido, ni darle razón al que te lastimó, es dejar
de lado los pensamientos negativos, que te causaron dolor o enojo.
Si guardas odio, o resentimiento estás
perpetuando tu malestar,
consumiéndote… y dejando de disfrutar tu mejor momento.
Cada vez que recuerdas episodios
dolorosos, dejarás de vivir, de avanzar en tu desarrollo personal y, peor aún,
te estancarás en tu crecimiento espiritual.
Algunos dicen haber perdonado, pero su amargura es tan
evidente que los delata en todo momento.
A continuación, algunas preguntas para
examinar tu corazón, y ver si necesitas perdonar a alguien:¿Todavía hablas negativamente de alguna persona?
¿Consumes tu tiempo pensando en lo que te hicieron?
¿Esperas que alguien reciba lo que se merece?
¿Te complaces con fantasías de venganza?
¿Te molesta que le sucedan cosas buenas a esa persona?
¿Dejaste de culpar a esa persona por lo que afectó tu vida?
¿Te enojas, deprimes o te vuelves hostil con cierta frecuencia?
¿Encuentras difícil anunciar bendición para quién te ha ofendido?
Se sincero. Puedes volver a hacerte
estas preguntas.
Espero puedas liberarte de la carga que
significa el rencor, y puedas liberar de tu corazón a esa persona. Considera las circunstancias que
pudo haber vivido quien te ofendió, y también qué parte jugaste tú.
Deja atrás el papel de víctima y
continua con tu vida... per-do-nan-do.
Libera con tu perdón. Te liberarás a ti mismo, y serás grato delante de los
ojos de Jesucristo, quien
pudo decir: Señor perdónalos, que no saben lo que hacen” (Lc. 23.34)
¡Dios te bendiga!
Wilda M.V.(Referencia: sitiodeesperanzaCom)
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