01.08.18
Efesios
1.11-13 “…tuvimos herencia,
habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas
según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su
gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también ustedes,
habiendo oído la palabra de verdad, el Evangelio de su salvación, y habiendo
creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
En la gracia de la salvación,
Dios...
Nos
liberta del poder del pecado. Aunque
nuestra condición permanezca, no nos gobierna. Tenemos su poder para resistir
la tentación y obedecer.
Nos une con el Salvador. Desde el momento en que creemos,
vivimos en Cristo y Él en nosotros. Somos sellados por el Espíritu Santo.
Nos hace parte de su familia. Dios viene a ser nuestro Padre.
Y nuestra familia espiritual se extiende por todo el mundo.
Nos traslada al reino de Luz. Sin Cristo, somos parte del reino
de las tinieblas, y bajo el dominio de Satanás. (Hechos
26.18). Con Jesucristo como Salvador, el hogar se convierte
en reino de luz (Colos. 1.12-13).
Se es ciudadano del cielo, y llamado a servir como embajador de Cristo (2 Corint. 5.20).
Nos da una herencia eterna. Las promesas de la Biblia son
parte de nuestro derecho... y ese derecho no puede desvanecerse ni contaminarse
(1 Ped. 1.4).
Cuando
la vida te presione, piensa en las riquezas de la gracia divina, y el gozo
espiritual tomará el control.
Feliz miércoles. Que mantengas presente los
beneficios de la Salvación, y que Dios te bendiga!
Wilda
M.V. (Referencia:
EnContacto)
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