20.07.2018
Salmos 91:1,2,14,15 “El que
habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a
Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Por cuanto
en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto
ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la
angustia; lo libraré y le glorificaré.”.
Una joven
que trabajaba en un restaurante, se le acercó -de noche-, un hombre y le
preguntó cuándo terminaba su turno. Esto la hizo sentir incómoda; y sintió
temor de salir sola para ir a casa. Decidió hacer una llamada telefónica a su padre,
quien no lo pensó dos veces. Salió de su cómoda cama y, 5 minutos más tarde,
estaba allí para llevarla a casa.
La seguridad
que tenía de que su papá vendría a ayudarle la llevó a recordar la confianza
que inspira Salmos 91. Nuestro Padre del
cielo está siempre dispuesto para protegernos, y ocuparse de nosotros.
Veamos las promesas envueltas en Salmos 91: Te libraré
de lazo y peste destructora. Seré tu refugio. Te cubriré. Te responderé. Aunque
miles de enemigos caigan junto a ti, no te tocarán. Te guardaré para que no
tropieces. Te saciaré de larga vida. Te mostraré Mi salvación…
Ah, pero quiero que también veamos las condiciones para ver estas promesas: Debes poner tu amor en
Dios. Conocer Su nombre. Glorificarle. Habitar bajo Su abrigo y sombra. Confiar
en Él. Invocarle. Ponerle por tu esperanza…
El Dios del
Cielo, es y siempre será tu mejor refugio! Conócele (leyendo la Biblia , yendo a la iglesia, y orando), ámalo y confía en Él para todo!
Feliz viernes y que Dios te
bendiga!
Wilda M.V.
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