27.7.18
Marcos 8:22-25 "Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos".
Las palabras y acciones de Jesús solían asombrar y desconcertar a las multitudes y a sus seguidores; incluso alejaron a muchos. Sin duda, este milagro en dos etapas también los confundió. ¿Por qué no sanó inmediatamente a ese hombre? No lo sabemos, pero Jesús sabía que los demás necesitaban experimentar así esa situación.
El Señor sabe lo que necesitamos hoy para profundizar nuestra relación con Él. Aunque no siempre entendemos, podemos confiar en su manera de obrar en nuestras vidas y en las de nuestros seres queridos. Y nos dará la fuerza, el valor y la claridad necesarios para continuar siguiéndolo.
Demos gracias al Señor por conocernos tan bien y por proveer lo que más necesitamos.
Hoy es buen día para decirle al Señor: Abre mis ojos, quiero ver a Jesús!
Feliz, bendecido y aclarado día
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)
(Referencia: Nuestro pan diario)
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