1 Pedro 2:19-21 "Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando son abofeteados, y lo soportan? Mas si haciendo lo bueno sufren, y lo soportan, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fueron llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas".
La historia del joven Sammy, de 18 años, quien recibió a Jesús como su Salvador, es que su familia, de fe diferente, lo rechazó.
Una comunidad cristiana lo recibió, alentándolo y financiando sus estudios. Luego, cuando su testimonio se publicó en una revista, la persecución fue mayor.
Pero Sammy no dejó de ir a ver a su familia. Cuando su padre se enfermó, desestimó toda ofensa de sus hermanos, y lo acompañó, orando para que se mejorara. Dios sanó a su padre, y la familia empezó a recibirlo mucho mejor.
Tiempo después, por su testimonio de amor, algunos de sus familiares quisieron escuchar sobre ese Jesús que había abrazado Sammy.
Seguir a Cristo puede traernos dificultades. Cuando somos maltratados o sufrimos por causa de nuestra fe, lo hacemos porque Cristo padeció primero por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus pisadas.
Aun cuando otros insultaban a Jesús, Él no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente. Jesús es nuestro ejemplo de sufrimiento, y podemos recurrir a Él para tener fuerzas para seguir adelante.
Es asunto de decirle: Señor, ayúdame a seguir tu ejemplo, cada vez que enfrente sufrimientos por ti. Y a estar convencido de que eres tú quien me ayudaras!
Feliz día. Que Dios te dirija y te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)
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