Meditación 28.5.18
Toma un poquito de tu tiempo y lee en Salmos 25.
¿Qué le motiva a hablar con Dios? A lo largo de la Biblia se nos ordena
orar. De hecho, Cristo consideraba que la oración era tan esencial que se
apartaba con regularidad de las multitudes para pasar tiempo a solas con su
Padre (Marcos 1.35; Lucas 5.16). Cualquier relación
requiere comunicación para crecer y florecer, y eso incluye nuestra relación
con Dios.
David era un hombre que conocía al Señor de manera personal. Dado que puso
por escrito sus oraciones en los salmos, podemos echar una ojeada a su corazón
cuando derramaba su alma ante el Señor. El pasaje de hoy nos muestra cinco
razones por las cuales debemos acudir a Dios en oración:
1. Guía (Vss. 4 y 5). Si le
preguntamos, el Señor nos guiará y enseñará.
2. Perdón (Vss 7 y 11). Cada día
necesitamos la purificación de Dios por el pecado, y su poder para
arrepentirnos y regresar a Él.
3. Decisiones (Vs 12). Cuando
tenemos temor reverente a Dios, Él nos dice qué camino debemos elegir.
4. Problemas (Vss 16-18). Cuando
nos sentimos abrumados por las dificultades, nadie puede consolarnos como el
Señor.
5. Protección (Vss. 19 y 20). Dios
es quien guarda nuestra alma y nos salva de los ataques del enemigo.
Cuando buscamos al Señor, Él se convierte en nuestro refugio. Dios entiende
nuestras debilidades, y nos invita a acudir a Él con todas nuestras
preocupaciones. Es en la intimidad de la oración que aprendemos a conocer su
fidelidad, su compasión y su amor. Entonces podemos decir, como David: “Dios
mío, en ti confío” (Vs.2).
(EnContacto.org).
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