2 Crónicas 7.14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”
Había una vez 3 jóvenes perdidos en una montaña, los cuales estaban a punto de morir de hambre. Encontraron una fruta en un árbol, pero entendieron que no era suficiente para los tres.
Decidieron orar a Dios por la solución. Dios, al oír la súplica, quiso probar la sabiduría de ellos, y les preguntó: ¿Qué quieren que haga para solucionarles el problema?
El primero dijo: “haz que aparezcan más frutas”.
Dios le contestó: es una petición sin sabiduría, nunca debes esperar que la solución a tus problemas aparezca mágicamente.
Dijo el segundo: haz que esta fruta crezca y que sea suficiente para todos.
Dios dijo: no es sabio pedir que las cosas se multipliquen de la nada, pues el hombre no se conforma y siempre quiere más, sin hacer ningún esfuerzo.
El tercer joven dijo: Señor: quita nuestro orgullo y haznos pequeños para que esta fruta alcance para todos.
Dios respondió: “has pedido bien. Cuando el hombre se humilla y se empequeñece delante de mi, verá la prosperidad.
Muchos esperan que Dios solucione inmediatamente sus problemas, sin esforzarse y sin cambiar nada. Son unos egoístas; piden a Dios que sacie el hambre de los necesitados, en lugar de pedir humildad y generosidad para que ellos mismos puedan compartirles “lo poco o mucho” que ya Dios les ha dado.
Cuando nos acercamos a Dios con humildad de corazón, Él se complace en hacernos grandes y fuertes para vencer nuestras dificultades.
¡Vamos a humillarnos, y recibiremos gloriosas respuestas!
Feliz y bendecido día!
Wilda M.V.
(Referencia: HuellasDivinasCom)
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