21.03.18
Salmos 39:2 “Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor".
Es curioso como en la mayoría de las familias hay temas y aspectos que no se conversan y/o se evaden. Esos asuntos son como “elefantes” en la sala de tu hogar. Viven ahí, todos los ven, sienten su presencia, pero se hacen los locos.
Te traigo la reflexión titulada “Un elefante en mi familia”:
Una familia perdió a su hijo menor en un accidente; fue algo devastador para todos, especialmente para los padres. Por no saber lidiar con la situación, se destruyó el matrimonio. Aunque seguían casados y bajo el mismo techo, todos estaban presentes físicamente, pero con corazones en lugares muy distantes.
Para esta familia, era evidente que todo andaba mal; aunque nadie decía nada al respecto. Cada día surgían más y más problemas, pero todos se evadían.
Esos elefantes estaban entre ellos, los veían, pero los escondían. Al final, cada miembro de la familia tomó su camino...
¿Cuáles elefantes están en medio de tu familia? Qué es eso que les lastima, deteriora, y que guardan en secreto (pero a voces)?
Te recuerdo que Satanás es experto trabajando en pro de esas cosas ocultas. Él vino para matar, hurtar y destruir (Jn.10.10).
Quizá Dios ha permitido que esta reflexión llegue a tu vida, para que conversen en familia, y saquen a la luz los "elefantes" que, están ignorando, sin importar el nombre que tengan.
Ármate de valor y pídele a Dios que te de la capacidad necesaria. Aún hay tiempo para restaurar tu familia, tu hogar y tu vida.
Dios desea familias unidas -no perfectas- pero sí unidas. Y que juntos puedan servirle hasta el final de sus días.
Piénsalo, atrévete a conversar sobre tus “elefantes”… y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: HuellasDivinasCom)
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