Meditación 19.3.18
1 Corintios 10.12-13
“Así que, el
que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha
sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os
dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Muchas personas actúan como si no hubiera ninguna defensa
contra la tentación. Con el primer indicio de deseo, tiran la toalla y ceden a
cada pequeña provocación. ¿Se aplica esto a usted? Lo que debemos entender es
que la tentación es un proceso gradual, y puede ser desechada en cualquier
etapa.
La tentación, por lo general, comienza en la mente, donde
experimentamos escenarios imaginarios. La mente humana tiene una sorprendente
capacidad para crear conversaciones y experiencias de la nada. Mediante la
fantasía, podemos disfrutar de algo sin siquiera traerlo al mundo real. Por
consiguiente, dado que no es real, pensamos que es inofensivo.
Pero un mundo de fantasía conduce a una espiral descendente de esclavitud. Al final, nuestros pensamientos se concentran tanto
en la tentación, que parece imposible pensar en otra cosa. En este punto,
nuestras mentes permanecen cautivas del deseo. No importa a dónde vayamos o qué
hagamos, ¡no podemos dejar atrás nuestros pensamientos! Y cuando nuestra vida
se enfoca en algo que no sea Dios, quedamos atrapados.
Pero el Señor es fiel y dará la vía de escape. Puesto que
la tentación comienza con los pensamientos, la única manera de interrumpir el
proceso, es llenar nuestras mentes con la Palabra de Dios. Cuando nos
alimentamos de la Biblia, la Palabra obra en nosotros desarraigando el pecado,
transformando nuestros pensamientos y derrotando la tentadora fantasía. ¡La
Biblia es poderosa! Podemos confiar en que nos liberará de la carga de la
tentación.
(De Encontacto.org)
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