Lucas 4:18-19 “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
Esta Escritura describe el propósito de Jesús en la tierra.
Dondequiera que Él iba, su corazón era conmovido por las necesidades de las personas.
Cada vez que veía a alguien que necesitaba sanidad, se detenía y lo sanaba. Incluso se desviaba de su camino, si era necesario.
Cuando la gente tenía hambre, Jesús los alimentaba.
Tenía gran compasión por los que eran como ovejas sin pastor.
Jesús no era un sanador ambulante, pero sanaba dondequiera.
No era un defensor social, pero mostraba compasión por la humanidad.
¡En primer lugar, Jesús era un gran predicador!
Si cada uno pudiera capturar la visión de Jesús, la tierra se convertiría en nuestra misión principal.
Estaríamos tan llenos del amor de Cristo que nada podría impedirnos proclamarlo.
Las personas que nos rodean no podrían escapar al nombre de Jesús, cuando se lo mencionáramos.
Las acciones son buenas, pero no hay verdadera proclamación del Evangelio sin buen testimonio, ni sin palabras.
No nos avergoncemos de hablar de Jesús. Dejemos que el Espíritu Santo nos de poder, de tal manera que las palabras fluyan de manera natural.
Usemos el evangelio para comunicar verdad y vida a otros!
Dios te use y bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: De Worldchallengeorg)
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