Viernes 16.2.18
Lucas 24:25 “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!”
¿Te has preguntado alguna vez por qué los discípulos, después de 3 años de sentarse bajo la bendita predicación del Salvador del mundo, seguían ciegos y sin preparación para lo que vendría? ¡Es que ellos no escuchaban con fe! Por eso, en diversas ocasiones, Jesús tuvo que reprenderlos.
“¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” (Mat.8:26). Sus corazones eran lentos para creer en Su Palabra. Se quedaron confundidos y cegados por la incredulidad.
Si Jesús se ocupó de la incredulidad de los discípulos mientras estuvo en la tierra, ¿qué pensará de nosotros hoy?
Nínive se arrepintió después de sólo un sermón, creyendo cada palabra que predicó Jonás. Sin embargo, América ha oído miles de advertencias por parte de muchos profetas, pero muchos, que dicen estar “llenos del Espíritu Santo”, no los escuchan...ni se arrepienten como manda el Señor.
¿Cuánto de lo que has escuchado recuerdas? ¿Cuán profundo, lo escuchado, ha obrado en tu vida espiritual?
Si la Palabra de Dios no es asimilada por la fe, si no le pedimos, en fe, que nos ayude a recibirla y usarla, terminaremos tomando y eligiendo sólo lo que nos gusta. Y usualmente tomamos las bendiciones, las misericordias y las comodidades; desechando las exigencias, reprensiones y advertencias.
La confianza en Dios hace que Su Palabra obre en nuestro espíritu; la fe lo estampa en nuestra personalidad, corazón y mente, para no olvidarla.
¡Feliz día y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: worldchallengeorg. David Wilkerson)
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