Meditación 15.02.18
1 Juan 5.11-15 “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida
está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo
de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el
nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que
creáis en el nombre del Hijo de Dios. Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que
él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones
que le hayamos hecho”.
Dios nunca trata de engañar o confundir a los creyentes. Él
quiere que tengamos confianza en cuanto a nuestra salvación y ha explicado
claramente el plan. Sin embargo, sí hay alguien que quiere confundirnos:
Satanás, quien sabe que las dudas nos harán menos efectivos.
Veamos las 4 estrategias principales que utiliza:
1. El pecado. Cuando cedemos a
la tentación, nuestro enemigo pone sobre nosotros un sinfín de sentimientos de
culpa para que pensemos: ¿Cómo puedo ser salvo si estoy viviendo así? Pero
la Biblia nos asegura que no hay ninguna condena para los creyentes en Cristo (Romanos 8.1).
2. La ignorancia. Si no estamos inmersos en la Palabra de Dios, es fácil tener una imprecisa
noción de lo que sucedió cuando vinimos a la fe. Pero si estamos bien
fundamentados, es menos probable que dudemos de nuestra salvación.
3. Los sentimientos. Una vez que somos salvos, nada puede arrebatarnos de la mano del Padre (Juan 10. 28, 29). No obstante, el pesar y la vergüenza pueden hacer que deseemos
ocultarnos, en vez de confesar y mantener limpias las líneas de
comunicación con Dios (vea Génesis 3.8; 1 Juan 1.9). Tenga en
cuenta que los sentimientos no tienen nada que ver con la verdad de que hemos
sido salvos.
4. El acoso. A veces, el
diablo viene hacia nosotros como un león rugiente, y otras veces como un ángel
de luz (1 Pedro 5.8; 2 Corintios 11.14). Cualquiera que sea su
táctica, él quiere que quitemos nuestra mirada de Jesús. Pero la Palabra de
Dios promete que ninguna arma forjada contra los creyentes prosperará (Isaías 54.17).
Dedicar tiempo a la
Palabra de Dios le ayudará a mantenerse seguro de
su salvación y a estar mejor preparado para rechazar las estrategias de
Satanás. (De Encontacto)
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