Martes 2.1.18
Mateo 25:31 "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria".
Cuando oras, ¿cómo te acercas a Dios? Muchos visualizan a un ser santo y justo, y se dirigen a Él con temor, indignidad y reserva. Otros imaginan al Señor como un amigo más, y hablan con Él con poca reverencia.
Ninguna de esas actitudes es saludable. Las mentes finitas no pueden comprender que Dios es tanto santo como misericordioso.
El lado santo del Señor es generador de temor reverente. Si consideramos la naturaleza que Dios creó y los asombrosos milagros que ha realizado, es más fácil visualizar el increíble poder del trono celestial.
El templo del 1er. siglo tenía un área llamada el Lugar Santísimo, donde residía la presencia de Dios. Solamente el sumo sacerdote podía entrar, y en días específicos. Si él no se preparaba de acuerdo con las normas sagradas, era herido de muerte.
Estar en la presencia de Dios requiere obediencia. Debido a la absoluta santidad y perfección del Señor, Él no puede tener comunión con la pecaminosidad, que es la condición de toda la humanidad (Romanos 3.9).
Cada uno es culpable, merece condenación. Pero, por fortuna, Dios no nos dejó desvalidos, sino que por su amor y su gracia envió a su Hijo para que fuera nuestro Redentor.
Cada página de la Biblia puede aumentar tu comprensión de la grandeza de Dios. Hazte el favor y léela.
¿Te maravillas ante su presencia y sus hechos? Para entenderle aún más, lee Su Palabra y medite en ella. Y alábalo. Solo Él es digno de toda adoración!
Que tengas un feliz día, y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(De Encontacto)
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